cronicas y leyendas peruanas

Sunday, May 22, 2011

El PRIMER AMAUTA DEL SIGLO VEINTE

TOMADO DEL AUTOR: ALFONSINA BARRIONUEVO, MAGIA Y REALIDAD DE LOS ANDES


EL PRIMER AMAUTA DEL SIGLO VEINTE
Homenaje al Maestro Luis. E. Valcárcel




El damero de verdes fluctuantes en los cerros debió atraer a Luis Eduardo Valcárcel Vizcarra en su juventud. Cusco lo llevó por el camino de la historia. La contemplación de los surcos en sus recorridos por las partes altas, lo acercó a las comunidades campesinas. Sus habitantes vivían una injusta pobreza y eso le causó rechazo.

● Las especies que producían la tierra y el pastoreo no eran suficientes para una buena calidad de vida. En ese momento, a principios del siglo XX, se sumaba a su vida difícil la exigencia de los hacendados que requerían sus servicios a cambio de nada. Siguiendo la tradición, habían recibido las tierras con sus gentes, como si éstos fueran bienes muebles.

● Valcárcel no tenía en las pupilas el recuerdo del mar. Había nacido en Ilo, Moquegua, el ocho de febrero de 1891, pero lo llevaron al Cusco cuando aún no había cumplido un año. Creció en la capital imperial y el Ande lo nutrió de imágenes. Sintió que era necesario un cambio y escribió un libro, “Tempestad en los Andes” (1927), que esperaba fuera premonitorio. Lo prologó José Carlos Mariátegui y el colofón lo escribió Luis Alberto Sánchez.

● Sesentiocho años después, al enterarse de que los campesinos seguían su antigua rutina, sin cambios, debió haberse decepcionado. Y aún hoy, cuando se cumplen ciento veinte años de su nacimiento, las comunidades siguen olvidadas, en una lejanía irredenta.

● El año pasado, la joven realizadora Malena Martínez obtuvo éxitos en festivales de Europa y el Perú con su documental “Felipe, vuelve”. Ella escribió el guión y lo grabó en Paruro, Cusco, donde conoció hace muchísimo tiempo a un agricultor andino de ese nombre. Para estudiar se trasladó a Lima y luego se fue a Viena, Austria, con una beca para especializarse en cine. Cuando retornó al lugar, después de una larga ausencia, todo seguía igual. Felipe estaba aún, viejo y en la misma situación de atraso y abandono, derruyéndose como su choza. Al morir, sin haber conocido comodidad alguna, bajó al seno de la tierra en olor de la misma santa pobreza.

● El etnohistoriador Luis E. Valcárcel, quien fue propuesto para el premio Nobel de la Paz casi al final de su existencia, pensó en su época ayudar a las comunidades y, según su reseña biográfica, inició la primera huelga estudiantil universitaria de Sudamérica que haría posible los estudios autóctonos en la región.

● En 1913 fundó el Instituto Histórico de Cusco y en 1916 obtuvo el grado de Doctor en Letras, Derecho y Ciencias Políticas y Administrativas en la Universidad Nacional “San Antonio Abad” del Cusco (UNSAC).

● No se sabe cuándo fue a Machupiqchu, pero no debió haber presenciado la extracción de las piezas inkas que contenía. De acuerdo con su temperamento, se hubiera opuesto al saqueo autorizado por el Presidente Augusto B. Leguía. Por algo, en 1928 fundó el Museo Arqueológico de la UNSAC, con la primera colección de piezas arqueológicas que fue su base.

● Allá fue profesor de Historia del Perú y de Historia de Arte Peruano, columnista en varias publicaciones, director del diario “El Comercio” de la capital cusqueña y diputado ante el Congreso por la provincia de Chumbivilcas, a donde debió ir en caballo, el único medio disponible en esa época.

● El brillo de su trayectoria es indiscutible. En 1920 formó parte del grupo “Resurgimiento”, con importantes intelectuales de la época como Uriel García y otros. Una nueva “Escuela Cusqueña” que inició una corriente andina que abarcaría historia, música, arte y otras manifestaciones, para revalorar la cultura nativa tan menospreciada por aquellos que se creían de élite por su dinero.

● En Lima, adonde se trasladó finalmente, fue nombrado Director de los museos nacionales de Arqueología, de Historia y de la Cultura Peruana y Bolivariana. Al mismo tiempo ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos como profesor de Historia de los Inkas e Historia de la Cultura Peruana, las raíces de la nacionalidad.

● En 1936 viajó a Francia para organizar el primer Pabellón Peruano en la Exposición Internacional de París. En 1946 fundó el Museo de la Cultura Peruana, con la colección etnográfica más importante del país y con colaboradores de talla como José Sabogal, Julia Codesido, Enrique Camino Brent, Teresa Carvallo, Alicia Bustamante y José María Arguedas.

● Durante el primer gabinete del doctor José Luis Bustamante y Rivero fue Ministro de Educación Pública. “En ese período —dice su nieto Fernando Brugué Valcárcel— hizo importantes aportes al mejoramiento de los sistemas educativos, como la creación de los núcleos escolares campesinos y el apoyo al Instituto Lingüístico de Verano para la realización de estudios sobre lenguas nativas, contribuyendo así a elevar el nivel de vida de las comunidades de la Amazonía y los Andes”.

● Impulsó de manera decisiva la educación técnica, reorganizando el Instituto Politécnico Nacional y fundó el Conservatorio Nacional de Música y el Teatro Nacional, con las escuelas de Arte Dramático, de Escenografía y de Folklore, así como también el Instituto de Etnología, entre otros.

● Como tenía que ser, su labor fue altamente reconocida. Recibió la condecoración de la Gran Orden del Sol de Perú, el Premio Nacional de Cultura en el área de Ciencias Humanas, la Medalla del Congreso y las Palmas Magisteriales en el grado de Amauta, además de otros premios. En México mereció el Premio “Rafael Heliodoro Valle”, y un día fue propuesto por la Comisión del Premio Nobel al Nobel de la Paz.

● En 1964, el editor de libros Juan Mejía Baca le encargó escribir una Historia del Perú, a base de documentos de los siglos virreinales que estaban en el Perú y de copias que fueron obtenidas en el Archivo de Indias. “Un resumen de millares de páginas distribuidas en infolios, muchos apenas conocidos por los eruditos, ediciones rarísimas, agotadas”, decía el prestigiado librero-editor del jirón Azángaro.

● Su nieto, Fernando Brugué, conserva con orgullo la máquina de escribir mecánica que usó para llevar a cabo esta obra. Luis E. Valcárcel fue sin duda la personalidad exacta para hacer ese estudio con la meticulosidad que exigía. Poco a poco los capítulos llevan al lector a través de las culturas conocidas hasta esa fecha, desde sus mitos, leyendas, historia, tradiciones, costumbres, artes, música y todo cuanto está registrado en las fuentes a las que recurrió y que son básicas como fundamento de una identidad nacional.

● Al cumplir noventa años el Instituto de Estudios Peruanos publicó sus Memorias, donde sus recuerdos de Cusco proyectan una visión peculiar de la ciudad que fue conociendo desde que dio los primeros pasos.

● Al cabo de noventa y cinco años, el gran admirador de los Andes y peruanista estaba cansado de vivir. Al irse de este mundo el 26 de diciembre de 1987 en Lima, se fue convencido de que solamente la Historia, esa gran Maestra, puede enseñar a los futuros hombres de gobierno y las nuevas generaciones lo que deben hacer para llevar a buen puerto a un país como el nuestro.

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